lunes, 1 de octubre de 2012

parte dos.


Eventualmente quiero dar lugar a la ausencia también como olvido. Olvido como capacidad para crear. La ausencia también es una nueva posibilidad de imaginar nuevos roles “No será el miedo a la locura  lo que nos obligue a bajar la bandera de la imaginación” (Breton  1896-1966)
Para imaginar hay que poder olvidar. El olvido es ausencia, el olvido también crea un espacio. Nietzsche (1844 -1900) dirá que el olvido e salud: para fluir también hay que dejar atrás quienes fuimos. Después de todo, la vida es un juego de fuerzas reactivas y activas que se necesitan mutuamente, por que la vida es multiplicidad, es el devenir, lo azaroso, el fluir constante. Sólo es cuestión de comprender que los valores están sometidos a contingencias y se transforman constantemente, que no son estáticos. Acaso sólo hay impresiones contantes que se nos aparecen y desaparecen. Así es como un sujeto nunca se ata a una idea, porque son múltiples ideas las que coexisten en él mismo. No existe una verdad, un camino lineal, una salida, sino distintas formas de ver, de sentir, de crear. Este es el artista, que tiene capacidad de olvido, que crea. Así como el filósofo debe martillar el concepto, el sujeto también ser movimiento, espontaneidad. Porque podemos creer en lo que creamos, siempre y cuando sepamos que son creaciones.
Porque todavía quizá no sabemos lo que puede un cuerpo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario