martes, 6 de noviembre de 2012

Orgullo y pre-juicio.

—El había ganado, pero no lo entendió en ese momento. No lo podía entender, y yo en un punto tampoco quise que lo entendiera. No entendió que al ganarme, ya no eramos pares, que me había perdido. El final es paradójico: el ganador termina perdiendo.

No me mira, lo dice rápido, como si decirlo rápido anulara lo que dijo. Entonces hace silencio. Yo no le respondo. Alzo la cabeza y la miro. Ahora ella me mira pero no me está viendo. Está viendo el vacío. Yo si la veo. Yo si puedo ver dolor en sus ojos.

Ella es la que ahora no entiende. Ella que creía haberle ganado perdiéndose, también había perdido. 

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