martes, 31 de mayo de 2011

El Extranjero.

El lugar era viejo y tenía olor a humedad. Pilas y pilas de libros usados, llenos de polvo.
Vaya a saber que me impulsó a entrar, pero lo importante es que lo hice.
"Acá hay libros usados para chicas como vos -me dijo el viejito que atendía - El encuentro siempre es maravilloso cuando en realidad uno no sabe bien qué está buscando".


Tenía razón.
Encontré.

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