Las adicciones cada vez se multiplican más. Uno puede ser adicto desde el casino hasta la necesidad de todo el tiempo tener que seducir (o mandar mensajes sexuales) a otros. Todo esto es cíclico: hacen algo, se dan cuenta de la magnitud de lo que hicieron, se sienten humillandos y se prometen a sí mismos no volver a hacerlo. Pero pasa, una y otra vez.
Lo mejor que podemos hacer es dejarlas libres, y esperar a que encuentren solas su camino.
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