lunes, 20 de diciembre de 2010

Electos.

Nos dijeron que los sucesos más importantes de nuestra vida los elegimos.
Claramente, nos mintieron. No elegimos dónde, cómo, cuándo vamos a nacer. No elegimos nuestra altura ni nuestro color de ojos, no elegimos el tiempo ni a nuestros padres. No elegimos nuestros valores, el lado oscuro, el aspecto sensible, ni siquiera cuando vamos a morir. No elegimos ni nuestra cura ni cuándo nos enfermaremos, no elegimos tener sueños, nisiquiera elegimos qué soñar.
No elegimos amar y a quién amar.
Si pudiera elegir, no te eligiría.
Pero te elijo.
Y para desgracia tuya, vos también a mi.

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